Reforma integral situada a orilla del río Manzanares en un edificio del siglo XIX. Desde el inicio se buscó poner en valor los materiales que componen y definen el edificio: la madera, el ladrillo y enrejado de sus balcones.
Los elementos de madera que pudieron ser restaurados, se han convertido en componentes singulares que caracterizan la vivienda e influyeron en el resto de decisiones de diseño y elección de materiales.
Debido a diferentes hechos acontecidos en el edificio, el forjado tenía un desnivel de 40 cm. Existe un contraste entre la chapa negra, metal frío, utilizado para el vestíbulo de entrada, zona inferior de la vivienda y la madera reciclada, cálida y uniforme (OSB), utilizada para el resto. Estos dos elementos sencillos y vivos se utilizan de telón de fondo para resaltar los materiales originales del edificio.
Se aprovechó el entresuelo para la canalización de instalaciones y en ciertas zonas para almacenamiento y decoración.
Se llevó a cabo la rehabilitación energética a través de un riguroso cálculo de las instalaciones y utilizando aislamiento termoacústico en techos y paramentos, de manera que una construcción de más de cien años se ha convertido en una vivienda confortable y eficiente.
Los espacios se han estructurado aprovechando cada rincón, permitiendo que la luz natural llegue hasta el corazón de la vivienda. Diferentes ambientes conviven en un mismo espacio gracias a una meditada distribución, la adecuada elección de mobiliario y elementos diseñados a medida.
Vivienda donde la historia de la construcción madrileña y los materiales actuales conviven en armonía.